lunes, 23 de agosto de 2010

23/12/07

Último día en Mama Luna.
¿Cómo iba yo a saber que el señor de "tortilla española" iba a acabar convirtiéndose en Chino, un personaje tierno que tuvo una mujer española (de ahí que sepa preparar comida española y que se llame Mama Luna) y que, aun analfabeto, me ha enseñado a escribir el "Om" y su significado. Me ha dicho que Om es Todo, la palabra sagrada, y que, si alguna vez en la vida estoy perdida, cansada, angustiada... piense o susurre "Oooom" y piense en lo que significa, y entonces la espiritualidad hindú me dará calma y consuelo. Chino, nunca te olvidaré, ni tampoco a Mama Luna. Es el mejor sitio del mundo y te prometo que volveré. Quiero quedarme aquí para siempre, viendo los atardeceres de las cometas, bebiendo ese té picante tan rico que preparas, bañándome con la tacita y aprendiendo a meditar contigo.



Hoy me voy al otro lado del país, a demasiados kilómetros de Mama Luna. La habitacién con el póster de Ganesha se ha convertido en mi cuarto. En Mama Luna es como estar en casa.
Quiero quedarme con Shama, el hermano pequeño de Chino. Tiene 15 años. Se levanta todos los días a las 6:00 para barrer y cuidar Mama Luna, y cocina cosas riquísimas. Antes de irnos, nos preparó una tortilla y vino a charlar con nosotros. Devoré la tortilla. Me gustría ir a dar una vuelta con él por Pushkar, y ver cómo rezan los musulmanes a unas manzanas de aquí. Quiero quedarme a cuidar Mama Luna.

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