lunes, 23 de agosto de 2010

20/12/07

Llevo cuatro días sin casi dormir, y dos sin tocar una cama o una ducha, como una especie de "purificación" inversa para entrar "limpia" a la India.
Tras 6 horas de vuelo, 4 cucharadas de arroz y 3 uvas, hemos aterrizado en Delhi. Es una ciudad llena de humo, huele a ácido y todo el mundo me mira. Me gustaría saber qué piensan, si soy exótica o una auténtica guiri blancuzca.



En fin, de todas formas Delhi es solo otro trasbordo para llegar a Jaipur, en Rajastán. Hemos cambiado euros por rupias. Llegamos al siguiente aeropuerto en taxi, tras minutos de frustrantes negociaciones con el taxista. Aquí todo es negociable. No existen los taxímetros.



La Lonely Planet es nuestra biblia. Mamá es la predicadora.
Hay que tener cuidado. Los hindúes no son ladrones, sino pícaros y timadores. Los ladrones son los monos. Hay que tener cuidado con ellos, porque sus mordiscos duelen y transmiten enfermedades. Por ahora no se nos ha acercado ninguno... y de todas formas en Delhi no abundan.



Levamos 5 horas en el aeropuerto. Estoy tan cansada que me duermo sin querer encima de mi mochila, en el banco del aeropuerto. En casa soy muy maniática con las luces y el ruido, me gusta dormir completamente a oscuras y en silencio, pero aquí ignoro completamente las televisiones del aeropuerto, la megafonía, la gente y los neones de luz. He descubierto que puedo prescindir del ritual que llevo elaborando 15 años de mi vida: ducha, luego colacao templadito, luego desenchufar los electrónicos de mi cuarto (sí, soy una maniática)... pero aquí el sueño es una necesidad primaria. Tengo la tripa vacía y me siento sucia.

Las mujeres indias son lo contrario de las musulmanas: visten con saris de colores vivos y tienen un círculo en la frente. Muchos hombres, los sijhs, llevan un gran turbante precioso enrrollado en la cabeza. Es como un gran nido. Mamá nos informa de que son los Lossihgs (o algo así), los antiguos mejores guerreros de India, y que ese turbante esconde metros de pelo, porque nunca se lo cortan. Me pregunto si podrán agachar la cabeza sin caerse al suelo del peso, o si podrán mirar hacia abajo en los balcones y no matarse.





El avión es pequeño, pero es solo media hora de viaje. En breves llegaremos a Jaipur, y estan 48 horas totales de viaje habrán acabado. Tengo ganas de desmayarme.

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