19:00
No puedo imaginar dónde estaré en unas pocas horas... lejos de lo conocido, en una tierra lejana inimaginable. ¿Cómo notaré la diferencia?¿Qué pasará cuando llegue?¿A qué olerá la India?¿Cómo serán los indios? Mi mente no puede asimilar la idea de atravesar el mundo en tan poco tiempo; es como cuando intento pensar en la idea de espacio infinito o Nada.
21:00
Estoy en el aeropuerto, ocupando el tiempo en algo útil:
Diccionario de supervivencia:
Hola- namastéd
Disculpe- maaf kijiyeh
Por favor- menharbani seh
Sí- haan
No- nahin
Gracias- dhanyabad
Agua- paani
*¿Para qué quiero saber cómo decir agua?¿Esque acaso voy a un desierto? ¿Y cómo se pronuncia todo esto?
22:30
Estoy en un gran avión, con cientos de pasajeros.
A mi derecha, un señor de 30 años de raza árabe. No para de moverse. Agita las piernas, los dedos de los pies enfundados, igual que yo, en calcetines de lana. Canta algo en árabe, bajito, susurrando. Nadie más parece oírle. La gente ignora lo que le parece incómodo, o a lo mejor es que realmente no le escuchan. A lo mejor está rezando para que el viaje vaya bien o porque es musulmán (rezan muchas veces al dia, estén donde estén). Me gusta, es relajante.
A mi izquierda, Mamá y Litos viendo películas con auriculares en las pantallitas del cabecero de los asientos de delante. Me gusta poder elegir la película que quiera y no tener que jugármela con lo que las azafatas o la compañía de aviones decida poner. Pueden amargarte el viaje. Estas azafatas son especiales.
Ahora Litos entabla conversación con un señor que dice:
-Delhi es un sitio muy turístico. Yo soy de Bangladesh. Acabo de tomar una aspirina jajaja.
Ahora le cuenta, en español básico, lo precioso y "guapo" (¿porqué no sabe hablar español y dice esa horterada?) que es Delhi.
Vamos a hacer escala en Doha, Qatar, en Arabia Saudí. Está en una especie de dedo que se introduce en el Mar Rojo. Es una ciudad musulmana y costera.
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